lunes, 13 de septiembre de 2010

Pedir perdón no debería tomarse con tanta liviandad. El castigo precede al crimen, porque uno antes de cometer el crimen sabe el dolor que generará y asume la culpa. Esa culpa es el castigo ¿Y uno pretende redimir esa culpa con un simple perdón? Un perdón, no puede reparar lo que hicimos mal. Para pedir perdón, antes, hay que estar dispuesto a reparar. De que sirve pedir perdón cuando no hay manera de reparar lo que hiciste mal. Cuando no nos perdonan, nos obligan a vivir con nuestro error, con nuestra culpa. Cuando no nos perdonan, nos obligan a hacernos cargo de lo que hacemos, con un simple perdón no se puede borrar el dolor que se causo. Pedir perdón es poner una curita en un herida abierta que nosotros mismos provocamos. Recién cuando nos hacemos responsables de lo que hacemos, ahí, se puede empezar a construir algo distinto. Suplicando, a los gritos, de rodillas, implorando en todos los idiomas, pedir perdón no alcanza, no repara, no alivia, si no nos hacemos responsables de nuestras acciones. Cuando no nos perdonan nos obligan a vivir con nuestro error, con nuestra culpa, porque un simple perdón no puede borrar el dolor.Hay cosas imperdonables, aunque se pida perdón en todos los idiomas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario